en la relación. “Ahora estamos tranquilos y yo busco
pincharlo, sacarlo de las casillas, estábamos bien y
él se dio cuenta y me lo dijo”. “Empecé a hacer lo
mismo que él me hacía con el whatsapp”, “se me
ocurre que está hablando con otra si no me contesta
ya, le digo ¿estás enojado?”. Le señalo que el otro
no está solo para ella, que son dos personas y
tienen cada uno también otros intereses, trabajos,
etc. Luego de esto, empieza a ubicar cuándo
algunos de estos pensamientos la invaden,
y
menciona que antes de escribirle o de pelearlo, se
toma un tiempo y piensa que esto es algo de ella.
“Estoy tratando de manejar mi impulso”. Uno de sus
pensamientos a veces es “Si no estoy presente
constantemente va a tener tiempo de buscar otra
persona”.
Refiere que ahora está pudiendo
preguntarse si quiere realmente ir o no a su casa,
recuerda que lo hacía “por miedo a perderlo”. Dice
que ahora están siempre planeando algo, que antes
ni
hablaban. En una de las últimas sesiones,
comenta varias situaciones en donde él siente celos
por ella, y luego ella hacia él, motivo por el cual
comienzan a discutir y a agredirse. Ahora algunas
veces ella puede ponerse un freno ante esto.
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En este caso se pretende ubicar cómo, más allá
de lo manifiesto de la violencia, pueden ubicarse
condiciones subyacentes inconscientes en las que el
sujeto queda tomado por algunas escenas infantiles
muy dolorosas, de mucho sufrimiento que no han
sido elaboradas, y que una y otra vez aparecen en
su vida actual al modo de la repetición.
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Freud dice que
“el analizado no recuerda, en
general, nada de lo olvidado y reprimido, sino que lo
actúa. No lo reproduce como recuerdo, sino como
acción; lo repite, sin saber, desde luego, que lo
hace”. “El analizado repite en vez de recordar. ¿Qué
repite o actúa, en verdad? Repite todo cuanto desde
las fuentes de su reprimido ya se ha abierto paso
hasta su ser manifiesto: sus inhibiciones y actitudes
inviables, sus rasgos patológicos de carácter. Y,
además, durante el tratamiento repite todos sus
síntomas. La introducción al tratamiento conlleva, a
que el enfermo cambie su actitud consciente frente a
la enfermedad. Por lo común se ha conformado con
lamentarse de ella,
despreciarla como algo sin
sentido, menospreciarla en su valor, pero en lo
demás ha prolongado frente a sus exteriorizaciones
la conducta represora, la política del avestruz, que
practicó contra los orígenes de ella. Para la cura, es
preciso que el paciente cobre el coraje de ocupar su
atención en los fenómenos de su enfermedad. Así
es preparada desde el comienzo la reconciliación
con eso reprimido que se exterioriza en los
síntomas”.
Bibliografía
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• Freud S. (1 91 4). Recordar, repetir y reelaborar (Nuevos consejos
sobre la técnica del psicoanálisis, II) 1 91 4. En Obras completas.
Tomo XII. Sobre un caso de paranoia descrito autobiográficamente
(Schreber). Trabajos sobre técnica psicoanalítica y otras obras.
(pp. 1 46-1 57). Buenos Aires. Amorrortu Editores.
Lic. Rosana Viz
Psicoanalista. Docente, Coordinadora de Equipo y Taller Viernes Compartidos
de Anudar.
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