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Nos preguntamos si ser hijo es una condición

biológica o una inscripción simbólica, si finalmente

cual qu ier hijo no es sino un hijo adoptado en

términos simbólicos, si toda filiación es, a fin de

cuentas, una adopción simbólica, en tanto que el

proceso mediante el cual una criatura deviene hijo,

es un proceso simbólico y no un acto biológico o

natural. Podríamos pensar que todo hijo es, en estos

términos, un hijo adoptado. Esto quiere decir que

para que exista un hijo, debe haber al menos un

adulto que lo haya adoptado simbólicamente y que

lo nombre como tal, permitiéndole habitar en el

mundo desde un lugar determinado. Algo del “fraude”

se juega en esta adopción por parte de estos padres,

alguien que “acelera las cosas”, que hace que estos

padres informen a Fabiana de su nuevo estado, pero

que esta información no implica la verdad.

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Está claro que informar no necesariamente tiene

que ver con decir la verdad. Verdad acerca de su

origen, o de su imposibilidad de adoptar a esta criatura

en sentido pleno. Fabiana dice: “en mi historia hay

cabos sueltos”. Hay algo acerca de los lazos de

sangre que retorna, aquello que no cesa de no

inscribirse parece retornar en estos cortes a repetición.

Algo que insiste en el cuerpo de Fabiana, imposible

de ser simbolizado. La lesión orgánica aparece como

un lugar mudo entregado al goce que se sustrae a

todo anudamiento simbólico e imaginario.

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Freud conceptualiza la repetición como un más allá

del Principio de Placer, aparece ligado al concepto

de trauma, su retorno incesante tendría la función de

intentar integrarlo a la función simbólica del sujeto.

Esta tarea vana da a la repetición su carácter de

automatismo. Lo real, lo imposible, lo imposible de

simbolizar, lo que no cesa de no inscribirse, insiste

por fuera de lo imaginario, simbólico y se presenta en

los cortes en su brazo. Las autolesiones de Fabiana

aparecen por fuera de todo carácter significante,

representan el encuentro repetido de un real, imposible

de inscribirse. Los lazos de sangre retornan en los

cortes corporales. Algo que fue rechazado en el origen

retorna y Fabiana necesita ver su sangre correr,

necesita ver la sangre literalmente, ver cómo es su

sangre, cómo fluye su sangre. “Siempre tuve pasión

por mi sangre, quiero ver cómo está mi sangre, que

me la estudien, me encanta que me saquen sangre,

ver cómo sale de la vena, saber qué tipo es. Necesito

que la sangre me salga. En realidad, siempre quise

estudiar hemoterapiaX”.

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Fabiana relata un sueño: “Soñé que estaba muy

angustiada, mal, lloraba mucho, se me levantaban

las venas del brazo y me salía sangre de a chorros.

Estiraba las manos y los brazos y me salían chorros

de sangre”. La paciente calla al hacer este relato y

se interroga, () qué son los chorros de sangre. ()

Algo de esta adopción no del todo clara aparece en

este sueño, esta sustitución de estado que no

permite que Fabiana se inserte en esta familia, se

inscriba simbólicamente en este lugar, y que llegue a

poner en cuestión a estos padres que parece que se

hubiesen robado algo de su sangre, algo de su

origen no del todo dicho.

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“E l l os no saben q ue soy bi sexual , ti enen

sospechas, me hacen preguntas, me cuestionan por

qué no tengo novios. Mamá piensa que me gustan

las mujeres. Tengo miedo de decirles la verdad,

porque mi temor es que me echen de mi casa, que

me quieran rajar porque los defraudé, a ellos no les

gusta lo gay, les parece enfermo. Tengo miedo de

que me echen de casa si se enteran”. Interrogo a la

paciente: “¿tan fácil

es entrar o salir de una

familia?() Fabiana piensa y responde: “creo que

ellos no lo soportarían, supondrían que eso tiene

que ver con mi otra familia, que eso viene de

afuera”. Lo “homosexual”, lo “enfermo”, aquello que

defrauda a estos padres, viene de otro lado, de ese

lado que insiste, que no puede simbolizarse y que

no tiene cabida en esta familia. Fabiana sueña: “mi

mamá y yo estábamos mirando una revista. Había

muchas propagandas de perfumes dirigidos a la

mujer, y mi mamá me preguntaba por qué siempre

miraba mujeres, por qué siempre miraba lo mismo.

En el sueño yo le decía: mami, no sabés las cargas

que yo tengoX” “Mamá sospecha de mi sexualidad

y tengo miedo de que no me acepten”.

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Fabiana va construyendo esta pregunta por su

sexualidad en relación con una compañera de

facultad. “Ella me gusta, pero no me envía un

mensaje claro. Me está probando. Ella dice ser

heterosexual, pero yo soy muy intuitiva y creo que

es bisexual, creo que también le gustan las mujeres

como a mí”. Al interrogarla acerca de esta “intuición”,

Fabiana da una serie de ejemplos que denotan una

extraña literalidad en su lenguaje: “me preguntó si

me gustaba el surubí”, “me preguntó si me gustaban

las tortas”, “siempre me está probando”. En una

ocasión la paciente le preguntó a su amiga qué

podía tomar si se sentía mal y ésta le contestó

“vitamina C”. Dicho comentario fue interpretado por

Fabiana: “me quiso decir que ella sabía de mi

sexualidad, vitamina sé”. “En otra oportunidad, me

habló de “los ángeles””. Está claro que me escribió

la palabra angelés por "les”.

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