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juego mortal que lleva de la lucidez frente a la

existencia a la evasión fuera de la luz. Lo que

desencadena es casi siempre incontrolable. Es difícil

fijar el instante preciso, el paso sutil en que el

espíritu apostó en favor de la muerte.

`

Se pregunta: ¿lo absurdo impone la muerte? ¿cuál

es el primer signo de absurdidad?

[

Cuando se describe ese singular estado del alma

en el cual el vacío se hace elocuente, cuando la

cadena de los gestos cotidianos se rompe,

el

corazón busca en vano el eslabón que la reanudeS

las decoraciones se derrumban.

`

Una escena que ya no se sostiene más. Es

cuando adviene la conciencia del vacío, la nada.

Camus lo describe como un movimiento de la

conciencia que puede ser un despertar y/o provocar

la continuación, o sea, la vuelta inconsciente a la

cadena o un despertar definitivo y su consecuencia:

suicidio o restablecimiento. Ante ese conflicto se

hace el siguiente planteo:

`

¿Habrá que morir voluntariamente o esperar a

pesar de todo?

`

¿Pero a qué espera se refiere? No es lo mismo

espera que esperanza. Se distancia de la esperanza

como promesa del

Otro,

esa que propone

Kierkegaard ante la desesperación, la promesa de la

fe en Dios. Para concluir que:

`

Si la desesperanza impulsa a hablar o a razonar, y

sobre todo si desemboca en la escritura,

se

establece una fraternidad, los objetos naturales se

justifican, hace el amor.

`

De este modo, designa una salida ante ese

sentimiento de vacío que no es por vía ni de la

desesperación ni

de la evitación,

sino de la

sublimación: escritura, creación, invención.

`

Ahora bien, ¿Qué sucede hoy con respecto a la

pregunta por el

sentido de la vida y de la

desesperación? ¿Cuál es la actualidad del suicidio y

de esa pregunta?

`

Veamos algunas características actuales de

presentación:

`

•`

La epidemiología aporta cifras de un aumento

alarmante de suicidios en niños y adolescentes de

distintos países, que pueden asociarse con estados

depresivos o ciertos niveles de autoexigencia. No es

un dato menor el hecho de que hoy, por diversas

causas –sean económicas, sociales, culturales- los

niños pasan más horas con las máquinas (video

juegos, tv, smartphones, internet, etc.) que con sus

pares o familia, constituyéndose estas en el principal

elemento de información y de comunicación. Al

respecto, Franco Berardi hace un análisis pesimista

del impacto que produce la tecnología digital en la

comunicación humana, al alterar la cultura de las

relaciones afectivas. Postula una transformación en

el lenguaje, en la representación, en la relación

entre la conciencia y la sensibilidad, producto de un

deslizamiento de la cultura de la comunicación que,

de analógica pasó a ser digital, y un creciente

intercambio desensibilizado de signos.

`

•`

Por su parte, la informática en tanto red, que

conjuga globalidad con homogeneización, incide en

la producción de epidemias de suicidios. Una orden

se desparrama en ese espacio, un imperativo:

hay

que matarse

. Basta citar algunos de esos “juegos”:

el de la ballena azul, la corbata azul, el de la copa.

1

Sin duda, en las redes circulan las identificaciones

imaginarias que, como tales, responden a una

demanda de reconocimiento.

`

•`

Asimismo, el código ético del periodismo ha

cambiado.

La obscenidad en los medios de

comunicación -y no solo, también en el cine o en las

fotografías- despliegan un afán por mostrar un

cuerpo muerto, o un suicidio real. Al

respecto,

últimamente circula por las redes lo que se da en

llamar

death

pose: ficciones en fotografías en la web

de situaciones de muerte, sangre, asesinatos.

`

•`

El consumo de sustancias trajo un incremento

de accidentes fatales.

Un fenómeno ligado a las

impulsiones que excedería en la mayoría de los

casos la interpretación freudiana del accidente como

suicidio

semideliberado

,

como acto sintomático

derivado de fantasías inconscientes,

sino que

acusan un déficit simbólico, más propio de una

pulsión de muerte desanudada.

EL SUICIDIO COMO ESTIGMA

El suicidio como estigma alude a lo transgeneracional, a

esa impronta que se trasmite de generación en generación

en el ámbito de una familia

2

, que puede pensarse desde

un determinismo en la estructuración subjetiva por la vía

de los rasgos, fragmentos de historias de los miembros

de una familia que se trasmiten entre generaciones.

Pero además, no solamente el determinismo sino la

singularidad de cada sujeto, es decir, la contingencia,

lo que este hace con los significantes que le fueron

implantados por el Otro, según Lacan, o en clave

freudiana, con los

einziguer zuge

.

1

Mi intervención en ocasión de suicidios adolescentes en Amaicha del

Valle está documentada en el libro: Clínica de las emergencias.

Intervención en catástrofes sociales y urgencias subjetivas.

2

La historia de los suicidios en la familia Lugones es paradigmático de la

herencia de goce en lo transgeneracional.

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